Hasta que un día, desesperado, se quitó la venda de los ojos y cruzó la cuerda floja de principio a fin sin caerse. Y ese gesto tan temido, tan soñado, en vez de fracaso, le aportó libertad.
Y al día siguiente volvió a comenzar... esta vez, sin miedo.
Perfecto!
ResponderEliminarBesos, Colo y gracias!
ResponderEliminarBravo! Pero te has comido una "de" jajaja
ResponderEliminargracias, querida
ResponderEliminar