Sin dirección

Pero la suerte, que era el viento
dio por fin su rumbo al globo
y con un soplo majestuoso
ese día le ayudó.

Y nunca más tuvisteis que soltar,
desde vuestro viejo sofá
ese cordel, sin rechistar
que no tenía dirección.

Miedo

Hasta que un día, desesperado, se quitó  la venda de los ojos y cruzó la cuerda floja de principio a fin sin caerse. Y ese gesto tan temido, tan soñado, en vez de fracaso, le aportó libertad.
Y al día siguiente volvió a comenzar... esta vez, sin miedo.

Amor

La sonrisa de tus ojos
empapados de ilusión, llenos de mar.

El fuerte tambor en mi pecho
mis labios, tu sal.

Abandonando otoño

Y en ese último aliento lo consiguió.

Y nunca más volvió:

a sus horas grises, caducas,

a la eterna oscuridad de su alma 

ni a la imagen continua de sus pies mojados

siempre cubiertos de barro.

Primavera

Y apurando el mes de abril,
dejó que volviera a florecer
el árbol de su viejo jardín.

Tu viejo sillón

Y yo volví, claro que volví

y tú me recibiste en tu viejo sillón.

Y dejaste el libro a un lado,

me miraste por encima de tus gafas peludas

y sonreíste. 

Y yo me senté a tu lado

y tu me rodeaste con tu brazo

y así, de repente
volvimos a empezar.

Gafas de Corazón

Tampoco era tan difícil- le dije mientras sorbía el café aguado y caliente que me acababan de servir.- Bastaba con abrir el baúl donde guardo los recuerdos, los disfraces...,
y ponerme esas gafas en forma de corazón
que una Nochevieja alguien dejó para que yo encontrara.
Y no quitármelas ya nunca más.